Enfoque flexible para tener posibles soluciones ágiles y eficaces
En un post anterior sobre “¿Cómo responder a los riesgos emergentes?” mencionamos cinco aspectos clave a considerar para fortalecer la resiliencia organizacional, los cuales son:
- Visión integral y de largo plazo de parte el liderazgo de la organización, contemplando diferentes escenarios.
- Mantener un enfoque flexible que permita tener posibles soluciones de manera ágil y eficaz.
- Adaptación al cambio para convertir las vulnerabilidades en fortalezas.
- Hacer énfasis en las personas y procesos.
- Implementación de planes y procedimientos eficaces de continuidad para la organización, para restablecer las operaciones en caso de una interrupción.
En este artículo hablaremos del segundo de estos aspectos:
Mantener un enfoque flexible que permita tener posibles soluciones de manera ágil y eficaz.
Si queremos continuar operando o retomar funciones lo más parecido a lo que hacíamos antes de la pandemia, el COVID-19 nos enseñó a personas y organizaciones que debemos estar dispuestos a hacer cambios en nuestras rutinas diarias y a tener flexibilidad combinando esta cualidad con agilidad y eficacia.
A nivel personal, esto implica saber trabajar desde casa combinando ocupaciones personales y responsabilidades familiares con el cumplimiento de los objetivos de nuestro trabajo y empresa. Para la mayoría de los oficinistas, antes marcábamos con mayor facilidad horarios, espacios y establecíamos fronteras entre tiempo, actividad y espacios de trabajo y los que correspondían al hogar. Ahora combinamos estos elementos y debemos ser aún más productivos tanto para nuestra asuntos personales y familiares como para nuestro trabajo, aprovechando que ya no tenemos que invertir en tiempos de traslado y que ahora podemos y debemos buscar ser más productivos en todo lo que hagamos.
Para las personas que necesariamente requieren acudir presencialmente a sus trabajos e incluso, aquellos que nunca dejaron de asistir durante la pandemia, por estar sus trabajos relacionados con la producción, manufactura, entrega de productos, etc. También ha sido necesario ser flexibles tanto en sus hábitos como en el manejo de sus tiempos y movimientos, manteniendo la seguridad y el cumplimiento de protocolos sanitarios.
Nuestra mente ha cambiado después de dos años de pandemia en el mundo, nuestras prioridades personales han cambiado; valoramos más aspectos que quizás no valorábamos o valorábamos poco, como los tiempos con la familia.
A nivel organización (pública o privada), tenemos que adaptarnos a nuevas realidades y necesidades de nuestros empleados y de la sociedad en general. Tenemos juntos, que construir resiliencia personal, organizacional y de sociedad. Debemos, como organización, ser flexibles y ofrecer soluciones de manera ágil y eficaz, no solo a nuestros clientes, sino también a nuestros empleados y las partes interesadas en nuestra organización.
Debemos considerar el desarrollo de multihabilidades o multifunciones en nuestros colaboradores. De tal forma que una persona pueda desempeñar dos, tres o incluso más funciones. Especialmente, en eventos de pandemia esto es fundamental. Por otra parte, nuestros procesos debemos transformarlos e innovarlos, de tal forma que se puedan realizar a distancia y de manera digital. Utilizar y/o desarrollar plataformas en internet, aplicaciones en teléfonos celulares, y redes sociales. Y de esta manera, abrir una comunicación multicanal con las partes interesadas.
Entre otros aspectos de flexibilidad, debemos diseñar procesos que puedan realizarse de varias formas: presencial, digital, a distancia y preparar a nuestra organización, o continuar su transformación, para que esta pueda ser resiliente ante nuevos eventos de pandemia o cualquier otro tipo de desastre. Ante un entorno cambiante y con riesgos conocidos y emergentes aumentando en frecuencia y magnitud, el desarrollar la resiliencia organizacional ya no es una opción, si queremos cumplir nuestros objetivos, sobrevivir y prosperar.